sábado, 28 de julio de 2007

Tocando el Sol con las manos...


¡Duele! Su odio duele y quema e hincha los ojos, hundiéndolos en lágrimas.
Su amor no se siente. Pasa a tu lado y te acaricia, como durmiendo. No se nota. Sólo sé que tiene el alma perdida en mí. Como en un serpenteante laberiento, cerrado a las miradas ajenas. Se calla. Se limita a respirar mi mismo aire. Inspirándome a cada calada, a cada momento. Expirándome de su pensamiento a cada segundo. Me echa de allí.
-¿Sientes miedo?
- Quizás. Quizás no quiera sufrir.
- Pero...
- Sí, lo sé. Él dibuja las líneas de mi vida, pero me deja sola para caminarlas, dejándome que me pierda.
-¿Porqué?
- La claridad de su mirar es débil.Débil, frágil, como las alas de una mariposa al batirse. Yo rompo su monotonía para colar una sonrisa dulce, quizás salada, tal vez sin sabor alguno. Aunque él no lo sabe.
Duele y lloro y cruzo los brazos a su indiferencia. Y giro la cara.
-¿Que quieres?
- Que me sonría
-¿Solo eso?
- Eso y que cierre los ojos y que hunda sus manos en mis costillas y que mueva su cuerpo al compás del mío, con la música que el viento hace al jugar con la soledad. Quiero que baile, que baile a la vida y le dé un revés que le duela. Que sepa vivirla bien. Para que se decida por el camino pantanoso de la vida, por el lado oscuro de su mismo sombra. Quiero que lo deje aquí conmigo.

1 comentario:

Cristina Castro Moral dijo...

Silvita me ha dado el número de tu calle en el ciberespacio. Te sumo a mis links y te sigo a donde vayas, Manzanita =)