miércoles, 15 de octubre de 2008






No lo hecho de menos. Simplemente ocurre que siento que está lejos.
Estoy deseando que lleguen los días de lluvia, para poder sentir la melancolía sin contratiempos. Y apoyar la frente en el cristal frío de cualquier ventana que dé a la calle, viendo como el cielo se derrama en goteras infinitas y el asfalto se hunde bajo los charcos.
Sentirme triste sin sentirme culpable.
















Foto, con el permiso de Helen...




:.

3 comentarios:

AnA dijo...

Quizás sea porque el tiempo no anda muy cuerdo por Madrid y se suceden días de lluvia y frío con otros en los que luce el sol hasta hacer que perdamos la vista. Pero estamos en otoño. Sí, estamos en otoño, Marta, y eso ya basta para permitirse sentirse todo lo melancólica que una quiera, para cerrar los ojos y que estén un poco húmedos al entreabrirlos de nuevo. Si te sirve de consuelo, yo ando un poco igual.

Me debes un café en tu piso nuevo. Avísame cuando tengas un rato. te quiero!

Besito pro-otoñal.

Silvia dijo...

Qué gran diferencia...sentirse triste sin sentirse culpable...

Sublime, querida. Me lo guardo para mis "lecciones de vida" :-)


Te quiero

joakko13bis dijo...

désirable..