martes, 18 de septiembre de 2007

Trapecios

Generando miserias llegué a un callejón sin nombre.

Los vasos a medio llenar
por colores opacos y nublados
de gotas del alcohol ínfimo
y catecista de sus ojos.

Las luces a medio encender
tornadas impolutas y sinceras
del ambiente ambivalente
de sus palabras.

La música a medio sonar
alcanzando corcheas imposibles
en el pentagrama perpendicular
de sus manos.

El viento a medio soplar
entre nubes de golosina
y azúcar moreno encendido
en su memoria.

Los pasos a medio pisar
en un camino fangoso
y florido a los pies
de su arbitraria orientación.

Crápula disipado por el color
de la noche encendida
por farolas de terciopelo.

Depravado compañero de infortunios
atorando verdades con la lengua bífida
por la que silva atrocidades
de sabor mentolado.



Así me acompaña en la noche en la que me pierdo.



Diluyendo la realidad a buchaitas.

1 comentario:

Cristina Castro Moral dijo...

Felicidades atrasadas!!!!

Tu blog es un trozo de nube para descansar después del trabajo, las prisas, los agobios... Voy a empezar a recomendarlo por ahí a la gente con traje de chaqueta :) Me encanta(s).

(Echo de menos tus cariñitos de mamá adoptiva. Desde entonces las gominolas saben distinto...)